Cómo limpiar una silla de oficina

Todos los que trabajamos en una oficina sabemos de la importancia que tiene la silla, una herramienta de trabajo en la que vamos a pasar muchas horas sentados. Es por ello que, para evitar su rápido deterioro, debemos mantener una correcta utilización e higiene que garantice muchos años de uso.

Tanto si usamos la silla de oficina para trabajar como para estudiar, lo cierto es que es habitual que acumule suciedad, ya sean restos de comida o bebida, restos de bolígrafo o simplemente polvo. A lo largo de este post, queremos explicaros cuál es la mejor manera de limpiar una silla de oficina, separando cada uno de sus componentes, dependiendo del material en el que estén fabricados.

 

Cómo limpiar la silla de oficina

En este apartado os vamos a explicar cual es la mejor manera de limpiar tu silla de oficina, siguiendo una serie de pasos que harán que nos dure muchos años.

Lo primero de todo es eliminar el polvo acumulado, una tarea que deberíamos hacer cada poco tiempo.

Podemos hacerlo tanto a mano como con la aspiradora, usando el modo baja potencia para evitar dañar cualquiera de sus elementos. Con la aspiradora podremos succionar el polvo y los desechos acumulados, haciendo que nuestra silla nos dure mucho más tiempo.

El siguiente paso es eliminar las manchas con jabón y agua tibia.

Esta mezcla suele ser la más acertada a la hora de eliminar manchas superficiales, salvo que el fabricante recomiende lo contrario. Tan solo tendremos que empapar un paño con agua, aplicar un poco de jabón para platos y limpiar la zona afectada sin frotar. Tras comprobar que la mancha ha desaparecido, lo mejor es dejarla secar al aire libre en un sitio fresco y con ventilación.

En el caso de que la silla cuente con manchas más difíciles, el agua con jabón no será suficiente.

En este caso, necesitaremos algún producto quitamanchas del mercado, que contenga potentes productos químicos. Para evitarnos disgustos, habrá que probar primero en una zona que no sea muy visible por si pudiera afectar a la tela.

Limpiar la estructura de la silla.

Antes de ponernos manos a la obra, tendremos que identificar qué tipo de base tiene nuestra silla. En el caso de que posea una base metálica descubierta (que no está pintada), habrá que limpiarla en varias etapas. Primero con un trapo húmedo con jabón, después pulverizando agua con amoniaco y, finalmente, secando la disolución hasta que se vea completamente hidratada. En el caso de que la superficie sea de nylon o de poliamida, lo mejor es limpiarlo con una disolución jabonosa y aplicar un hidratador de plástico que tiene además un efecto anti electroestático.

Aplicar acondicionador a las sillas de piel o polipiel para evitar que se sequen.

Las sillas con este tipo de tejidos tienden a secarse y agrietarse, por lo que es conveniente aplicarles algún acondicionador de vez en cuando. En el mercado existen algunos como el aceite de visón, que contienen agua y otros ingredientes que evitarán la sequedad y que el tapizado se agriete. Otra opción más económica es aplicar crema hidratante tipo Nivea.

Limpia y lubrica las ruedas de tu silla de oficina.

Existen algunas sillas de oficina que no tienen ruedas, pero lo normal es que la mayoría sí que las tenga. En este último caso, hay que limpiarlas y lubricarlas para que rueden suavemente. Tendremos que retirar cualquier resto de suciedad, limpiarlas con alguna solución jabonosa y aplicarle algún lubricante para evitar que se atasquen al rodar. Es conveniente hacer este paso aproximadamente cada 6 meses.

Consejos de mantenimiento de la silla de oficina

Una vez que tenemos claro cómo limpiar nuestra silla de oficina, os vamos a dar una serie de consejos para hacer que ésta nos dure el mayor tiempo posible. Algunos de los más destacados son los siguientes:

Comprueba la sujeción de todos los componentes.

Cada cierto tiempo, es conveniente que inspeccionemos y apretemos todos los componentes de nuestra silla, ya que suelen aflojarse con el paso del tiempo haciendo que sea inestable y pueda causarnos algún accidente.

Reemplaza el pistón de gas elevador de tu silla de oficina.

Es muy habitual que tras levantar nuestra silla ésta se hunda nada más sentarnos. Esto se debe a que el pistón de gas está deteriorado y debemos reemplazarlo. Dentro de este pistón hay un gas nitrógeno presurizado que levanta y mantiene la silla elevada, aunque puede tener fugas o estar defectuoso. La buena noticia es que es fácil reemplazarlo, tan solo se necesita un destornillador para sustituir el viejo por el nuevo.

Mantener alejada la silla de la luz solar directa.

La luz del sol puede estropear la mayoría de las telas y los materiales de nuestra silla de oficina si la mantenemos continuamente en una zona soleada. Lo mejor es intentar ponerla en sombra o ajustar persianas o estores de manera que la luz del sol no dé directamente sobre ella.

Reemplaza cuando sea necesario los repuestos de tu silla de escritorio.

Incluso con una buena limpieza y un mantenimiento regular, es posible que tengamos que cambiar alguno de los repuestos de nuestra silla, siendo las ruedas lo más habitual.

 

Limpieza según el tipo de silla

Ya os hemos comentado que existen distintos tipos de sillas según el tapizado que posean, por lo que su limpieza también será distinta. A continuación, os vamos a explicar cómo limpiar nuestra silla en función de su cubierta.

Silla tapizada en tela.

La tela es el tipo de tapizado más usado en las sillas de oficina. Esta parte es la más complicada de limpiar, sobre todo si contiene manchas difíciles. Para las manchas más superficiales, basta con humedecer un trapo en una solución de amoniaco al 1%, frotando toda la superficie con suaves movimientos circulares. Si se trata de manchas oleosas o más complicadas, podemos esparcir bicarbonato y derramar sobre él una disolución de zumo de limón. La reacción que producen ambos componentes creará una espuma que arrancará las manchas más complicadas. Luego tan solo hay que retirar con un trapo húmedo y dejar secar al aire en una zona que no dé el sol directamente. También existe la opción de usar productos ya comprados en el mercado que suelen tener un uso bastante sencillo.

Sillas tapizadas en piel sintética.

Este tipo de sillas es más fácil de limpiar que las sillas tapizadas en tela, ya que suelen ser impermeables. Lo más fácil es retirarles el polvo con un trapo de microfibra y después lavarlas con un spray de agua jabonosa o con una pequeña disolución de amoniaco. Lo que no hay que hacer bajo ningún concepto es usar productos de limpieza para pieles, ya que contienen una base oleosa que las sillas tapizadas en piel sintética no podrán absorber.

Sillas de piel natural.

Este tipo de sillas requieren de un perfecto mantenimiento si queremos que nos dure muchos años en un estado óptimo. Su principal cuidado consiste en la limpieza y el hidratado de la piel. Para ello, podemos hacernos con un producto específico para limpiar el cuero y aplicarlo en movimientos circulares con un cepillo de cerdas muy suaves, incidiendo sobre todo en los pliegues y costuras. Posteriormente, usaremos un hidratador para cueros que no contenga alcohol.

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